En las últimas décadas, los biomas forestales en América Latina han sido extensamente transformados para promover el pastoreo de ganado, actividades agrícolas y minería. Toda esta alteración conduce a que los ecosistemas naturales se vean reducidos a parches de vegetación natural, aislados en una matriz de hábitats antropogénicos (IAvH 1998, Saunders et al. 1991), produciendo una serie de efectos deletéreos como cambios en el clima local (Lovejoy et al. 1986, Saunders et al. 1991) y extinción de gran parte de la flora y la fauna (Kattan et al. 1994, Turner 1996). Esta situación no es ajena para el Bosque Seco Tropical colombiano, el cual está