El comportamiento humano y la manera como tomamos decisiones tiene una gran influencia sobre los recursos naturales. A principios de siglo 21 se empezó a entender el proceso de la toma de decisiones y la importancia de entender cómo estas decisiones afectan los recursos naturales (Janssen y Jager 2000). El pensamiento económico racional del ser humano - Homo economicus - consiste en priorizar el propio bienestar ante el bienestar de los demás. Si la problemática ambiental esta enraizado en este pensamiento, Janssen y Jager (2000) argumentan que para buscar una solución se requiere el Homo reciprocans - ese que coopera con los demás frente a situaciones de incertidumbre para el beneficio de futuras generaciones.