Abstract
Poco a poco los colombianos empezamos a reconocer que la riqueza natural de todo el territorio marítimo y continental de la nación es inusualmente exuberante y majestuosa. Tanto es, que ya hasta sentimos un poco de orgullo: ¡Que somos el segundo país con mayor biodiversidad del planeta! ¡Y con más orquídeas, ranas y aves que cualquiera! Eso empieza a inflarnos más el pecho que cualquier campeonato mundial.