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dc.contributor.editorMarín, Martha
dc.contributor.editorBaptiste-Ballera, Brigitte L.G.
dc.creatorBarragán, Andrés
dc.creatorRamírez, Juliana
dc.creatorMikán, Juan
dc.creatorMarín, Martha
dc.creatorTorres Carreño, Guillermo
dc.date.accessioned2018-11-01T08:20:02Z
dc.date.available2018-11-01T08:20:02Z
dc.date.issued2018
dc.identifier.isbn978-958-5418-45-5spa
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/20.500.11761/35024
dc.description.abstractLA TIERRA ES UN LUGAR INHÓSPITO PARA LOS HUMANOS Y LAS OTRAS ESPECIES QUE AÚN EXISTEN. El aumento constante de la temperatura global, fruto de los desmanes de la sociedad consumista y petrojunkie (adicta al petróleo) que surgió tras la Revolución Industrial y que llegó a su cúspide durante los siglos XX y XXI, ha provocado eventos sin precedentes en la historia de la humanidad: el derretimiento de las capas de hielo en los polos, el aumento de los niveles de los océanos hasta inundar buena parte de las ciudades costeras, el desplazamiento de más de 1.400 millones de personas, el derrumbe y desaparición de muchos ecosistemas y sociedades, y la extinción del grueso de la biodiversidad marina y terrestre a nivel planetario. La conjunción de estos eventos ha propiciado la aparición de amenazas a la existencia de todo ser vivo que escapan completamente del control humano y que han diezmado la población mundial. Escondido en el Caribe colombiano, en la antigua y compleja red de humedales de la Depresión Momposina, se encuentra un mar interior en formación. Allí sobrevive un enclave construido por los últimos remanentes de las civilizaciones de la Tierra: Aguamarina. Los humanos que allí se agrupan han logrado sobreponerse a los retos de vivir en un mundo cada vez más inhóspito gracias a que entre ellos se cuentan algunos pocos miles de científicos, diseñadores, creadores, constructores y profundos observadores de la antigua y nueva naturaleza. Ellos han desarrollado, en buena medida gracias a las investigaciones de la pionera Rosalinda Stelis, una nueva capacidad: la bioconectividad. Fruto de una mezcla de avances tecnológicos y cognitivos, esta capacidad les permite «conectarse» con el código genético de animales y plantas, y, con ello, acceder a una nueva dimensión sintiente de los mismos. Como resultado, han tomado la biomímesis, un campo de conocimiento que accede a la inteligencia biológica gestada durante 3.800 millones de años de evolución, y la han llevado a niveles insospechados. La bioconectividad les ha permitido crear condiciones favorables para la vida innovando en su tecnología, su agricultura, su manejo del agua, su transporte, su matriz energética, sus vestimentas y su arquitectura hasta convertir la biomímesis en su modo de vida. Es así como han construido Aguamarina. Los científicos, además, han descubierto la biovisualización, fruto del trabajo de los investigadores Ceiba Stelis —hijo de Rosalinda—, su esposa Aurora Mydas, y Otus Marko, actual líder del enclave. Esta disciplina consiste en recorrer la memoria contenida en los códigos genéticos de ciertas especies para visualizar el mundo en otros tiempos históricos. En esencia, esta técnica permite ver el mundo a través de los ojos de ciertos animales o seres vivientes. Esto les ha dado la facultad de ver realidades de otras épocas y aprender de humanos, animales, plantas, organismos y ecosistemas que, en contextos distintos, han superado las adversidades y han salido adelante, atesorando, así, un sinnúmero de lecciones de resiliencia. Aunque estos logros les permitieron a los científicos de Aguamarina prolongar la existencia de la especie humana y buscar maneras de mitigar las hostiles situaciones ambientales del momento, el daño ejercido sobre el planeta ha demostrado ser irreversible. Hasta el punto en que el reciente colapso del permafrost polar (suelo helado que sella los grandes depósitos de metano y carbono) y las consiguientes expulsiones masivas de gas metano amenazan con erradicar lo poco que queda de la humanidad en cuestión de unas pocas semanas (aunque algunos análisis alarmistas apuntan a que solo quedan días). Todavía no hay certeza, pues nunca antes se había vivido una amenaza de este nivel. A medida que el peligro crece, la tensión entre los habitantes de Aguamarina y el temor que los invade son cada vez más evidentes.spa
dc.publisherInstituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldtspa
dc.titleCrónicas de la resilienciaspa


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